Archeobotanica - Civiltà Nazca



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(BOLETÍN Museo de Arqueología y Antropología - ISSN versión electrónica 1609-8994)

Anno 2002



Universidad naciònal Mayor de San Marcos - Lima - Perù - vol. 5, n. 1: 3/13


EVIDENCIAS BOTÁNICAS EN ASENTAMIENTOS NASCA

 

Luigi Piacenza

 

 

Resumen

 

Este trabajo presenta los resultados de los estudios llevados a cabo en los restos botánicos recuperados en las excavaciones arqueológicas de varios sitios Nasca. El análisis condujo a la identificación de un total de 75 especies botánicas. En base a esta información, y por primera vez, se hace una comparación entre las evidencias botánicas halladas en aquellos sitios. Se nota la recurrente presencia de determinadas especies en todos los sitios referidos, mientras que otras aparecen ocasionalmente o están ausentes. El resultado indica que durante el tiempo del auge de Cahuachi, en el valle de Nasca había una floreciente agricultura que sustentó el desarrollo de esta magnífica civilización.



INTRODUCCIÓN

 

La abundancia de elementos fitomorfos en la iconografía Paracas y Nasca estimuló a varios investigadores a la identificación botánica de los vegetales representados tanto en textiles, como en los ceramios. El caso más conocido es el de la jíquima (Pachyrrhizus sp.), cuya imagen se encuentra repetidas veces en vasijas y tejidos Paracas y Nasca. Esto despertó la curiosidad del botánico Eugenio YacovIeff (1932: 142, 1933: 58), quien planteó que dicha planta fue cultivada por la población Paracas y Nasca. Esta observación fue hecha antes que se realizaran estudios de los restos botánicos procedentes de los sitios arqueológicos. Esta hipótesis fue posteriormente confirmada por el material arqueológico procedente de las tumbas Paracas (Yacovleff y Muelle, 1934: 135).

Conforme avanzaron las investigaciones en la región Nasca, Maldonado (1952) trató de identificar los productos consumidos por los antiguos pobladores mediante el análisis de coprolitos humanos recogidos en Cahuachi por W D. Strong. En tiempos más recientes, tenemos los informes de las excavaciones de Helaine Silverman (1986, 1993), donde se incluye la lista taxonómica de los restos vegetales recuperados de Cahuachi. Para el mismo sitio, Lidio Valdez (1988) también presentó una lista taxonómica inicial, enfatizando la presencia de plantas alimenticias cultivadas.

Desde 1984 la misión arqueológica italiana, bajo la dirección de G. Orefici, realizó excavaciones arqueológicas en el extenso sitio de Cahuachi (Orefici, 1987). Tal como Valdez (2001: 59) planteó, estos trabajos han puesto al descubierto "una enorme cantidad de material arqueológico, tal vez, nunca antes Visto para la cultura Nasca". La mencionada colección incluye restos botánicos, muchos de los cuales fueron recuperados en excelentes condiciones de preservación. Los datos iniciales del análisis botánico están insertos en los informes de campo presentados anualmente al Instituto Nacional de Cultura, así como en las actas del Congreso Internacional de Brescia (Piacenza, 1988a) y en los trabajos de Orefici (1992, 1993).

Al mismo tiempo, el equipo dirigido por Orefici ha realizado excavaciones arqueológicas en otros asentamientos Nasca, como Pueblo Viejo, Quemado, Usaka, Jumana y Atarco. En estas intervenciones se ha recuperado varias muestras botánicas, lo que ha permitido realizar, por prirnera vez, una comparación de los restos de plantas presentes en varios de estos sitios. El objetivo central de este trabajo es presentar y discutir el significado de las muestras botánicas recuperadas de los sitios Nasca.



LOS SITIOS NASCA

 

Tanto Cahuachi como los otros sitios Nasca considerados en este trabajo (véase Figura 1) se encuentran en la altiplanicie de Nasca, región desértica ubicada entre los 14º 30' y 15º 00' de Latitud Sur, y los 75º 00' y 75º 30' de Longitud Oeste (ONERN, 1971: 35). Este territorio tiene una altitud promedio de 300 y 500 m s n m. La formación ecológica es definida como Desierto Pre Montano (ONERN, 1971: 55), con un clima pre árido y semicálido.

Las precipitaciones son sumamente escasas y no llegan a los 3 mm de promedio anual. La plataforma de Nasca está surcada por una serie de pequeños ríos temporales mientras que sólo Río Grande, Río Ingenio y Río Nasca tienen agua durante todo el año.

Cahuachi es un impor tante centro ceremonial de las fases tempranas del desarrollo Nasca (Silverman, 1986, 1993; Orefici, 1987; Valdez, 1994a, 200 l). El desarrollo dé esta sociedad se inició alrededor del año 200 a.C. y las iniciales ocupaciones de Cahuachi deben también remontarse a esa fecha. Sin embargo, durante el período Arcaico (con fechados de 4268 años a.C. [Isla, 1990: 78; Orefici, 1992: 237]) un sector de Cahuachi parece haber sido ocupado.

Por su parte, las investigaciones arqueológicas han permitido descubrir la función habitacional de Pueblo Viejo, con la presencia adicional de necrópolis. El sitio fue ocupado desde las últimas fases Paracas hasta la época colonial (Orefici, 1987, 1992). Por su lado, los asentamientos de Atarco, Quemado y Jumana, en opinión de Orefici (1992), cumplieron una función habitacional, cuya principal actividad de los residentes fue la agricultura. Orefici (1992) e Isla (1992) especulan que Usaka alcanzó un nivel "urbano".



MATERIALES Y MÉTODOS

 

Las investigaciones de campo sobre las que se ha basado este trabajo consisten en análisis macroscópicos del material botánico: las observaciones de muestras pequeñas se realizaron después de haber cernido la tierra, con zarandas con malla cuadrada de 0,5 y 1 mm. El análisis y otras observaciones adicionales fueron efectuados en las instalaciones del proyecto, en la ciudad de Nasca. Merece mencionarse que las condiciones climáticas bastante secas de la zona hicieron posible la óptima conservación de los restos vegetales. En efecto, la identificación de muchos restos vegetales se realizó durante el mismo proceso de excavación, especialmente, en Cahuachi, sin recurrir al uso de muestras comparativas.

No obstante la buena conservación, para la identificación botánica se han utilizado varios manuales y publicaciones sobre botánica. Entre éstas destaca la clásica de Macbride (1936-1956), además de otras obras adicionales (Sagástegui y Leiva, 1993; Mostacero y Mejía, 1993; Tovar, 1993; Krapovickas, 1968). La clasificación atiende al registro taxonómico adoptado por Zander (1984). Asimismo, ha sido muy útil la preparación de un herbario comparativo con muestras de la vegetación de la región y la consulta del herbario del Museo de Historia Natural Javier Prado de la UNMSM. El herbario ha evidenciado que en su mayoría las antiguas especies vegetales recuperadas de las excavaciones tienen su correspondiente en la actual vegetación que crece en el valle de Nasca.

Además de la identificación de las plantas alimenticias cultivadas, también se ha puesto énfasis en el estudio de especies silvestres, en particular de las gramíneas y leguminosas, con el propósito de evaluar la importancia de las especies silvestres dentro de la economía Nasca, así como la posible crianza de animales, como el pastoreo de camélidos en la zona (véase Valdez, 2001)(1).

La continuidad de la investigación arqueológica ha permitido también agregar más muestras a las ya obtenidas, a veces con elementos diagnósticos que facilitaron la identificación botánica. Así, se presenta una hipotética reconstrucción de los grupos taxonómicos existentes en el antiguo medio ambiente.


(1) Nótese que las espiguillas de la gramíneas Cenchrus pilosus fueron recuperadas adheridas a la piel de camélidos encontrados en las excavaciones. Las espiguillas se pegaron, probablemente, mientras los animales vagaban por los pastizales.

 

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